Cuento Ganador del XII Concurso Literario Eusebio Lillo

PRIMER LUGAR

XII Concurso Literario Eusebio Lillo. El Bosque en una página

El Negro José

Caminaba zarandeándose por el medio de las calles. Borracho, drogado. A veces muy limpio; a veces muy sucio. Gastaba buena parte de lo que conseguía “macheteando”, o cuidando autos, en vino; pasta base y artículos de limpieza: un papel higiénico de $160, un shampoo de $200, un vino de $1400. Al final, todo iba para la pasta base.

Gran parte del barrio lo compadecía; contaban historias tristísimas sobre su situación. Las penas le sobraban y los entretelones crudos escaseaban cuando se le veía venir “buitreado”, o meado entero.

Los más crueles lo ignoraban y miraban con desdén, evitándolo como se desvía el camino cuando aparece un perro. Huyendo del olor a su camisa endiablada. El típico curadito de la cuadra, el crotto del barrio; el vagabundo.

“Guárdelo para la comida”, decía una vecina tierna, pero sospechosa. Se paraba a pedir en el súper, saludaba y estiraba la mano. Todos sabíamos a dónde iban a parar las monedas que acumulaba en sus manos negras y callosas.

 “Bendiciones”, replicaba él, como ansiando que a nosotros sí nos llegara la misericordia de Dios.

Le decían Negro José, o el Highlander. Sobrevivió al menos a tres atropellos y a unas cuantas palizas.

“Por falto de respeto, por degenerado”, decían las lenguas filosas de la población.

Se decía que no iba a pasar el invierno; que su precario abrigo le iba a pasar la cuenta; que el pasto estaba muy helado.

Los primeros días de primavera, fiel a su estilo y zarandeándose en medio de las calles, murió atropellado por un camión tolva en la esquina de Lo Blanco. Muchos